Hacia una ciudad y asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles en San Cristóbal de Las Casas.

Hacia una ciudad y asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles en San Cristóbal de Las Casas.

Arquitecto Fabián Ozuna Espinosa

San Cristóbal de Las Casas .-  Nuestra ciudad se conforma por una mancha urbana esparcida, sin orden lógico sobre nuestro territorio, conformada en su mayoría por asentamientos humanos de origen irregular que carecen de planeación, diseño, orden y control urbano, y que han sido urbanizados y se han ido consolidando conforme han podido presionar vecinos a los ayuntamientos en turno, sin criterios urbanísticos o técnicos fundamentales.

 

Nuestra zona decretada de mayor valor histórico carece de políticas y medidas de conservación de sus inmuebles catalogados. En el centro y barrios históricos no se construye, se destruye. Las malas prácticas de “más vale pedir perdón, que pedir permiso”, destruir de noche y en fin de semana es habitual, la alteración de usos de suelo y las variaciones sin control en su estructura e imagen urbana siguen sin interés ni atención por parte de las autoridades competentes.

Nuestra ciudad exacerba desigualdades, concentra pobreza urbana y refleja un bajo nivel de cultura en la forma de hacer ciudad.

Si comprendemos conjuntamente el crecimiento demográfico de nuestro municipio y la expansión urbana desordenada de las últimas décadas, y adicionalmente consideramos la vulnerabilidad presente en nuestro territorio, entre otros factores, identificaremos el incremento exponencial de población que ahora ya se ubica en riesgo.

San Cristóbal de Las Casas en el 2025 es una ciudad excluyente, insegura, vulnerable e insostenible, que tan solo requiere de una lluvia intensa en la ciudad para reflejar su mala planeación, especialmente su mala planeación de desarrollo urbano, la carencia de diseño urbano en la obra pública, la mala calidad y la insuficiencia de infraestructura urbana, así como su rezago en políticas en la materia al tener reglamentos caducos no actualizados, ni alineados con el marco legal internacional, nacional, incluso estatal, en un evento de riesgo se desborda y hace evidente los efectos de la corrupción y de las malas decisiones que se han tomado y/o que se han omitido en los últimos años.

En las inundaciones históricas y encharcamientos de nuestra ciudad, la naturaleza no tuvo la culpa, nosotros (sociedad) no hemos tenido la capacidad de planear y diseñar nuestra ciudad en armonía con el espacio que habitamos, tomando en consideración las condiciones naturales preexistentes en nuestro territorio, parece que desconocemos nuestros ríos, montañas y todo ecosistema que nos rodea y que nos ofrecen las condiciones óptimas para habitar este valle, les hemos dado la espalda y los hemos dañado, destruido y contaminado, les hemos faltado el respeto.

De forma adicional, en San Cristóbal de Las Casas contamos con desafíos e impactos ocasionados por el cambio climático, la delincuencia, las famosas organizaciones que contravienen el interés público, la pobreza, enfermedades asociadas a un entorno insalubre, la destrucción de nuestras zonas de conservación y protección ambiental, la nula planeación y gestión del agua, etc.

Los problemas urbanos no se pueden comprender si no los reconocemos todos y si no abordamos con un análisis objetivo la forma en que se la ciudad ha crecido, ha sido planeada, ha sido administrada, ha sido invertida, ha sido construida o destruida, sin entender su funcionamiento de forma integral. Hacia una ciudad y asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles en San Cristóbal de Las Casas.

La responsabilidad de la ciudad que tenemos es de todos, gobierno, inversionistas, profesionistas y la propia ciudadanía, en diferentes grados, por cada acción u omisión.

No será posible alcanzar el desarrollo urbano sostenible sin transformar significativamente la forma en que se ha planea, diseña, regula, invierte, construye, utiliza, administra, gestiona, controla y evalúa los espacios urbanos y rurales de nuestro municipio.

Estamos a menos de 3 años que nuestra ciudad alcance los 500 años, es grato aproximarnos a este momento histórico, hay mucho que festejar, pero no es grato llegar a este período como una ciudad que refleja una inmadurez urbanística.

A pesar del enorme reto que se vislumbra para formular el modelo urbano que requerimos para nuestro presente y futuro, es pertinente hacer una pausa para dimensionar objetiva y profesionalmente el rumbo al que nos dirigimos con la tendencia que actualmente llevamos.

Nos encontramos en crisis urbana, si continuamos sin reconocer nuestros problemas, no hablar de ellos y no decidir pronto hacer algo realmente diferente para atenderlos, esta ciudad urbanísticamente hablando se acerca peligrosamente a un colapso.

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